Quién Soy (Y Por Qué Construyo Esto)
Soy Andrea Giannone. Durante más de 15 años trabajé en desarrollo de proyectos cinematográficos, especializándome en algo que pocas personas hacen bien: conectar talento con oportunidades reales.
No era productora. Era consultora estratégica especializada en análisis de proyectos completos.
Qué Hacía (Y Por Qué Importa)
Mientras la mayoría de analistas solo leen el guion, yo trabajaba con el proyecto cinematográfico en su totalidad: análisis de guion (estructura narrativa, personajes, diálogos, arco dramático), dossier de venta (cómo presentar el proyecto a productoras e inversores), viabilidad financiera (presupuesto, plan de financiación, retorno esperado) y estrategia de mercado (audiencia objetivo, referentes exitosos, posicionamiento comercial).
Durante esos 15 años analicé más de 5,000 proyectos cinematográficos en diferentes etapas de desarrollo, ayudé a más de 2,000 guionistas a conseguir trabajo real en la industria (series, películas, proyectos con productoras importantes), y más de 200 de esos proyectos llegaron a la pantalla.
Esa experiencia me dio algo que no se consigue en una escuela de cine: entender exactamente qué buscan las productoras cuando leen un guion.
Vi todos los patrones posibles. Guionistas con talento brutal rechazados no porque su historia fuera mala, sino porque no sabían presentar el proyecto profesionalmente. Historias brillantes que necesitaban “solo un ajuste más” para conseguir luz verde, pero nunca recibieron ese feedback experto. Ideas geniales que no conseguían financiación porque el dossier no comunicaba su potencial comercial. Gente talentosísima que nunca tuvo acceso a análisis profesional porque un coverage cuesta entre $1,200 y $2,000 dólares.
Esa barrera económica hace que miles de guionistas talentosos nunca reciban feedback experto antes de enviar su proyecto a productoras o concursos.
Y yo lo vi durante años. Una y otra vez.
El Día Que Todo Cambió (O Más Bien: Los Años Que Todo Cambió)
Hace dos años cerré mi startup tecnológica después de una decisión estratégica con mi socio.
Las métricas eran brillantes: miles de usuarios activos, impacto real en la industria, guionistas consiguiendo oportunidades que antes no existían. Desde fuera, el proyecto parecía un éxito. Y en muchos aspectos, lo era.
Pero las startups tecnológicas en España no funcionan solo con buenas métricas. Funcionan con timing, ecosistema de inversión y un margen de maniobra financiero que nosotros no teníamos. Emprendimos demasiado pronto, demasiado jóvenes, en un sector—el cine—que todavía no estaba 100% preparado para herramientas digitales.
Y entonces llegó la tormenta perfecta. Primero el COVID, que paralizó producciones enteras. Cuando estábamos listos para reactivar, llegó la huelga de guionistas en Hollywood, que dejó la industria en pausa durante meses. Luego el boom de la IA cambió todas las reglas del juego. Y finalmente, los recortes masivos de Netflix, HBO y todas las plataformas hicieron que el mercado se contrajera brutalmente.
Cada golpe llegaba justo cuando estábamos recuperándonos del anterior.
Luchamos. Con sangre, sudor y lágrimas.
Hasta el mismísimo final. Pusimos en juego nuestras propias situaciones financieras personales, llegamos al límite de lo que podíamos sostener. Lo dimos absolutamente todo.
Y un día, después de años en esa batalla, mi socio y yo nos sentamos y nos preguntamos algo brutal: ¿cuánto tiempo más podemos aguantar así?
Miramos hacia adelante y vimos la misma película: una década más de guerra contra un ecosistema que no estaba diseñado para sostenernos. Una década más corriendo en esa rueda sin saber si alguna vez íbamos a poder bajarnos.
Ahí nos dijimos: hay que parar.
Llevábamos años siendo solo esto: emprendedores peleando contra el sistema. Entendimos que debíamos parar antes de destruirnos completamente.
Y paramos.
La Pregunta Que Vino Después (Y Que Me Llevó a Otro Mundo)
Unos meses después de ese parón radical, todavía sin superar muy bien haber tenido que cerrar mi sueño, empecé a pensar: ¿y ahora qué?
Hice una evaluación de lo que quería y me pregunté: ¿qué más puedo hacer? ¿Dónde puedo aportar valor?
Así fue como llegué al mundo corporativo. Empecé como Paid Media Buyer en una corporación de telecomunicaciones. En tan solo 8 meses me convertí en VP de Marketing de una empresa internacional que opera en más de 200 destinos.
Resulta que sí valía fuera del cine. Y bastante.
Al parecer, saber contar historias, entender audiencias, construir estrategias de comunicación y analizar datos sirve en muchos más lugares de los que imaginaba. Aprendí cómo funcionan sectores con estructura real, con recursos, con sistemas que no están constantemente en modo supervivencia. Aprendí sobre marketing digital, estrategia de crecimiento, inteligencia artificial aplicada a negocio.
Podía respirar. Ganar bien. Vivir sin la presión constante de estar salvando el barco cada mes.
Pero algo faltaba.
Algo profundo.
La necesidad constante de crear.
El Retorno (Pero Diferente Esta Vez)
Si dejas de crear, algo empieza a apagarse dentro de ti.
La apatía no llega de golpe. Se instala lentamente, como una niebla que cubre tus conversaciones, tus pensamientos, tu forma de mirar el mundo.
Yo lo noté hace unos meses, cuando ya había estabilizado mi vida profesional y financiera. Cuando podía permitirme cierta libertad. Cuando ya no tenía que pelear por sobrevivir.
Y entonces volvió esa constante llamada a crear.
Esa voz detrás de tu cabeza que nunca se calla: “¿Y si...?”, “¿Cómo se construyó esto?”, “¿Por qué esta historia funciona tan bien?”
En estos dos años exploré muchas ideas: una agencia de Paid Media, una newsletter de finanzas personales para freelancers, varios proyectos en diferentes sectores.
Pero la idea que me pegó más fuerte —lógicamente, porque la vida tiene sentido del humor— fue una dentro de mi sector original: el cine.
Y ahí se activaron todas mis alarmas internas.
Tengo que ser brutalmente honesta: nuestro sector no es el mejor a nivel profesional. De hecho, habiendo trabajado en otros sectores, el nuestro es uno de los peores en muchos aspectos.
Así que tomé una decisión: ¿por qué no juntar lo que soy ahora (experta en marketing digital, estrategia corporativa e inteligencia artificial) con lo que era antes (especialista en análisis de proyectos y desarrollo cinematográfico)?
Y así nació este nuevo proyecto.
Lo Que Estoy Construyendo Ahora (Y Por Qué Esta Vez Es Diferente)
Estoy construyendo agentes de inteligencia artificial especializados en análisis de proyectos cinematográficos, combinando mis 15 años de experiencia con las metodologías de los grandes de Hollywood.
Pero esta vez es diferente.
No hay presión de inversores. No hay que salvar el barco cada mes. No hay una década de guerra por delante.
Esta vez es exploración. Curiosidad. Libertad de probar cosas sin que tu vida dependa de ello.
Estoy fusionando dos mundos que antes parecían incompatibles: la IA que aprendí en corporativo y el análisis de proyectos que hice durante 15 años. Y estoy documentando todo el proceso en mi newsletter—los aciertos, los errores, las lecciones—porque después de años guardándome lo que sabía dentro de una empresa, ahora puedo compartirlo libremente.
El objetivo sigue siendo el mismo que me motivó durante 15 años: democratizar el acceso a la industria del cine. Que todo el que quiera pueda hacerlo.
Pero esta vez lo construyo desde otro lugar. Más relajada. Más libre. Sin la urgencia de tener que monetizar antes de que se acabe el runway.
Es una aventura diferente. Y me gusta más así.
Andrea Giannone
Especialista en desarrollo de proyectos cinematográficos, VP de Marketing corporativo, y exploradora obsesiva de inteligencia artificial aplicada a narrativa
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